20/1/09

OCULTO PLACER


Siempre he pensado que el amor no se encuentra en las barras de los bares a altas horas de la madrugada, pero aquella noche mi cuerpo buscaba guerra y el hombre que estaba al final de la barra me invitó a la última copa, nos miramos y supe en ese momento que él era el hombre que llevaba buscando toda mi vida, su mirada felina me transportaba a mundos inexplorados. Acabamos devorándonos con besos caníbales, logré emitir un gruñido de puro gusto, mordió el lóbulo de mi oreja, el placer que sentí fue tan inmenso que perdí el conocimiento. Había llegado al éxtasis de una manera plena y total, por fin me habían encontrado "el clítoris" en una zona de mi cuerpo extraña a mi condición de mujer: En la oreja.
Seguimos juntos, nuestras mejores noches de sexo son cuando hay noches de Luna llena.