No siempre necesito oírte, me cansan tus diatribas que solo te escucha el gato, mientras me vuelvo pelota para que enrede conmigo y te dé unos zarpazos.
No siempre necesito verte, me ofende tu chaqueta vieja de hipy trasnochado, acabo viendo una peli de” las de romanos”, con cuenco de palomitas apoyado en mi regazo.
No siempre necesito tenerte cerca, quizas porque me he vuelto un animal terco y desarraigado, que busco tu compañía solo cuando las hormonas gritan que quieren tomar el aire y buscar calor humano.
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Sigue aquí en silencio con tus discursos rancios, con tu chaqueta roída, con tu odio hacia mi gato.
Pero siempre, aquí, ¡a mi lado!
OLVIDO 2008
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