23/6/08

OLIENDO Y MIRANDO



Si pudiera pasar a este papel, las sensaciones que me trasmitió el viaje que realicé a las Alpujarras granadinas, inventaría el relato –olor.
Este viaje fue especial, no solo por sus maravillosos paisajes, sus pueblos; Capileira, Pampaneira, Solares, Trévelez, Orjiva.
Lo que lo hizo especial fueron las noches pasadas bajo un manto de estrellas, los olores del espliego, hierbabuena, sus olivos con troncos retorcidos (como decía Miguel Hernández). El pan con aceite y jamón, los árboles de chirimoyas, los gitanos al lado de la carretera ofreciéndote mangos, melones. El agua fresca de los riachuelos, las flores y el mar como siempre el mar, visto desde el alto.
El mirador de San Nicolás, el atardecer rojo sobre la Alhambra, el recogimiento de la gente, en el ocaso del sol, algo para sentir que somos poco, casi nada, que nosotros desapareceremos, y que esta belleza queda aquí ¡tan hermosa!, y a la vez tan frágil, en este planeta nuestro que nos empeñamos en destruir.
En este viaje gané esperanza, la esperanza del optimista que tiene fé y piensa que existe mucha gente capaz de emocinarse con cosas tan naturales y bellas.
Están ahí, al alcance de todos, pero que no me vale el ejercicio de auto contemplación, debemos actuar activamente en el cuidado de estos parajes y tratarlo como el tesoro mas preciado.
Olvido

2 comentarios:

JuD,,* dijo...

Hola Olvido, me encantó aquella historia de amor que me dijiste que leyera, es preciosa...
Espero que sigas escribiendo así de bien durante mucho tiempo.
Yo de momento, con lo poco que escribo me valgo, cuando te apetezca, pásate por mi blog.
Muchos besos =)

Anónimo dijo...

Siguen las coincidencias, pues yo soy de Granada, así que este relato me encantó. Siempre que vuelvo a mi tierra, pues ahora vivo en Huelva, tengo que ir al mirador de San Nicolás para perderme en esa inmensidad de rojo y ocre que se observa desde su atalaya. Me hiciste recordar amiga. Espero seguir encontrándonos. Un beso.