Al otro lado de la ciudad existe otra realidad, algo de lo que no se habla, pero que todos sabemos que está ahí, es el mundo de los que tienen que vivir ocultos, apartados de la sociedad. Una noche, después de una cena y bajo los vapores del alcohol, me extravié camino de regreso a casa y a pesar de mi obnubilación, recuerdo perfectamente la línea fronteriza, el Muro. Siempre se había hablado “del Muro” como una leyenda urbana, nunca podré olvidar la escena: Hombres, mujeres salen de todos los rincones se vuelven mas numerosos, a cada minuto que pasa, sus ojos me miran sin curiosidad, son ellos, existen, pero no me asustan, no me pueden hacer daño, sus cerebros están en blanco. Me quedo dormida.
Cuando desperté no estaban.
Décadas anteriores los gobiernos habían aplicado el exterminio como forma de contenerlos, o al menos eso se creía, pero en esta época democrática, nuestras leyes han derogado la pena de muerte, y las lobotomías están a la orden del día, todo se hace en bien de la comunidad, pero ellos crecen mas que aquellos que en su día fueron sus carceleros, y hubo que tomar medidas, por estas y por razones de humanidad, les confinamos en estos guetos, y de cuando en cuando se esterilizan a las mujeres, para impedir que se reproduzcan demasiado. El muro, está cada vez mas poblado de viejos que esperan la muerte tumbados al sol.
Prácticamente son animales, solo se comunican por gruñidos, comen los desperdicios de la ciudad, copulan, dormitan y deambulan por el perímetro del muro como autómatas
Han pasado unos meses desde el encuentro, no lo comento a nadie, no vale la pena, me limito a escribir en este cuaderno, todo lo que voy recopilando. De vez en cuando paso por la biblioteca y busco información sobre “ellos” en las enciclopedias de historia. Solo me sorprende la semejanza antropológica que tenemos en común. Me miro en el espejo del baño _definitivamente soy muy atractiva- , me atuso mis cuernos, enjuago mi preciosa lengua bífida, pongo colirio en mis ojos naranjas cansados de tanto escribir
- muy alejado el parecido- pienso
Hago una mueca ante el espejo, me río de mis pensamientos, me voy a dormir.
Olvido, abril de 2008
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