23/6/08

¡Gol!


Todo estaba revuelto cuando la policía se personó en el domicilio de la familia del cuarto centro de la calle Bermudez. Encontró un caos en la casa; Los libros tirados por el suelo, cristales rotos, sillas volcadas y en la esquina de la habitación hallaron acurrucada en una esquina del salón a la dueña del piso, en un estado lamentable; Los cabellos revueltos, la mirada extraviada y farfullando palabras aparentemente sin sentido. La policía telefoneó a una ambulancia para que la trasladaran al hospital mas cercano. .
Unas horas antes Vicenta llegaba a casa, después de pasar doce horas trabajando en una empresa de productos elaborados, venía contenta, era su cumpleaños y había comprado una botella de buen vino para celebrarlo con su marido Ramón.
La cena había quedado preparada el día anterior y como era viernes no tenía que madrugar al día siguiente, se daría un pequeño homenaje-pensó-.

Al entrar por la puerta se oía la televisión con el volumen demasiado alto, se dirigió al salón a saludar a Ramón que la estaría esperando con la mesa puesta.
Pero al asomarse a la puerta del salón, vio algo con lo que no contaba: Eran los amigos de su marido sentados en el sofá, con la mesa llena de latas de cervezas y su alfombra (comprada en Turquía el verano anterior), llena de manchas de dudoso aspecto. Ramón apareció con una bandeja de panchitos y miró extrañado a su mujer, al mismo tiempo los amigotes sin percatarse de la presencia de Vicenta, gritaban ¡gol!
Sin mediar palabra Vicenta se abalanzó hacia la mesa y de un manetazo derribó todo lo que se encontraba a su paso, mesa, sillas .vasos, y como colofón final sacó del bolso la botella del vino, _ no pudieron hacer nada, ocurrió todo muy deprisa_. Vicenta agarró la botella y la estampó contra el televisor., al mismo tiempo que gritaba como una posesa ...¡GOL!.
olvido

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Un relato verídico? Je, je, je.
Y encima el protagonista se llama Ramón como un servidor.
Me hiciste sonreír.
Por fin puedo devolverte la cortesía que tuviste al visitar mi desván. Esta maldita falta de tiempo me agobia un poco. Pero bueno, aquí estoy y me alegro de haber entrado, pues me gustan tus baños de luna. Je, je, je. Tienes un blog muy currado. ¡Enhorabuena! Un abrazo y a seguir en la brecha.